¿Qué es lo primero que te pasa por la cabeza cuando quieres empezar a sentirte mejor con tu cuerpo? Seguramente, como la mayoría de las personas, es: ¡Necesito ponerme a dieta!
En ese momento, casi siempre, pasan dos cosas:
Caso 1
Empiezas en lunes, porque es el día predilecto para todos para emprender retos nuevos, a comer ensaladas de lechuga, jitomates y un poco de atún en la mañana, tarde y con una quesadillita en la noche, porque es tu premio. Días después no aguantas más los antojos de un chocolatito en la tarde y te lo comes, dos días después (cuando llega el fin de semana), te revientas unos tacos con tus amigos, después de haber estado en la fiesta y tomado bastantes cubitas con coca light. El lunes te sigues sintiendo cansado, haces el intento de seguir comiendo poco, te da sueño, te duele la cabeza y no puedes seguir más. Te vas a comer una hamburguesa de la comida rápida, porque necesitas comida “sustanciosa”, y decides que las dietas no son tuyas, y seguirás disfrutando de la vida. Por dentro te sigues sintiendo con ganas de sentirte mejor con tu cuerpo.
Caso 2
Si eres un poco más consciente, buscas un nutriólogo que te dice qué puedes comer y qué no para bajar esa lonjita. Pensemos que quisiste también empezar con una rutina para hacer ejercicio y te dan todo el paquete. Pasan los días y estás muy juicioso con tu dieta y el ejercicio, bajaste en 3 semanas unos tres kilos y te sientes de maravilla. A las cuatro semanas, tienes que regresar a tu seguimiento de dieta, pero te sientes confiado y piensas que puedes seguir haciéndolo de la misma manera hasta el final. A los dos meses ya estás harto de seguir las mismas instrucciones de cómo comer y cuando, empiezas a sucumbir ante tus antojos, y después de dos meses y medio dejas por completo la dieta con la cual ya bajaste 7 kilos, empiezas a comer cosas dulces y hasta más de lo normal. Ganas peso, más de lo que bajaste, te desmotivas y dejas de hacer ejercicio poco a poco. Te gustaría volver a empezar, pero no sabes cómo.

¿Quieres que te dé algunos consejos o tips para que no te vuelva a pasar?
Alinea tus prioridades e intereses. No se vale tener como primer interés tus cambios de hábitos y tenerlo en quinto lugar en prioridades. He tenido clientes que me dicen, “chin, estos dos últimos días no pude seguir con el ejercicio porque me invitaron a un café y luego al cine”; eso quiere decir que el cine y el café tuvieron más peso en tu lista de prioridades, pero como en interés está hasta arriba te vas a sentir muy culpable. En serio, alinea bien lo que quieres con la importancia que merece.
Plantéate metas a corto, mediano y largo plazo. Todos los días cuando tomes alguna decisión pregúntate ¿y luego?, ¿se alinea con tus metas?, y si es todo lo contrario te recomiendo que tomes otra decisión.
Nutre tu cuerpo en vez de quitarle alimentos. Para esto es necesario que escuches esa vocecita interna que te dice eso sí y eso no. Al mismo tiempo conoce bien tu comida, sus ventajas y desventajas. No se trata sólo de un balance de calorías, va más allá.
Escucha a tu cuerpo, si te sientes débil, te duele la cabeza, te sientes inflamado, o lo que sea, es porque algo no anda bien, intenta descifrar qué es. Encuentra un balance con tu vida y tu trabajo. A veces el estrés innecesario te puede llevar a tomar muy malas decisiones respecto a tu alimentación. Lo mismo pasa teniendo una mala relación.
Aprende a alimentarte con comida, pero también con los principales alimentos, tus relaciones, trabajo, propósito de vida y actividades físicas.
Sé feliz con lo que tienes. No digo que te conformes, busca ser siempre el mejor. Trabaja tu cuerpo desde una posición de amor y no de inaceptación. Tendrás mejores resultados.
Si de plano quieres hacer una dieta hazlo, pero con un profesional (como un nutriólogo o dietista), al pie de la letra y asegúrate de tener un plan de salida, no lo dejes a la mitad. Ten comunicación constante con él o ella si sientes inflamación, dolores de cabeza, estreñimiento o algún cambio en tu cuerpo que se sienta fuera de lo normal. Asegúrate de tener al final todas las herramientas necesarias para poder tomar decisiones con la comida tú sólo.
Ten en cuenta que el sentirte bien con tu cuerpo no es un destino, es un estilo de vida.
Si no tienes ni idea de cómo empezar, un Health Coach te puede orientar. Con mucho gusto puedes escribirme haciendo clic aquí o puedes buscar ayuda en otro lado. A veces lo único que necesitas es un balance integral y un poco de información sobre los alimentos para lograr los resultados que quieres. Lo importante es que encuentres qué es lo mejor para tu cuerpo, mente y espíritu.
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Gracias infinitas por leerme,
Triana.